El libro de Oro

 

Cruz de Malta

 

CAPITULO XI

EL DIOS HIMALAYA

ESTA es la primera vez que la Presencia de esta Entidad Luminosa es traída al conocimiento del mundo exterior. De El es que reciben sus nombres los Montes Himalayas. Desde que estos fueron conocidos han constituido una corriente de vida sagrada y mantenida inflexible. Por esto, aquellas almas que entraron en su radiación fueron elevadas a la unión con la Forma Fulgurante de El, de donde ellas han estado enviando sus Rayos de Actividad para bendición de la humanidad. De ello deriva el gran magnetismo del Tibet.
Así como el destino de la India y de América ha sido entretejido como dos lianas que reúnen el Árbol de la Vida, así de nuevo viene la ayuda radiante para fundir en armonía las mentes de manera que su progreso prosiga sin interrupción.
Hoy existen miles, que proceden de la India han reencarnado en América. Asimismo hay miles de americanos renaciendo en la India para traer su mixtura y su proceso balanceador a ambas secciones de la Tierra.
Esta gran Entidad que te ha sido presentada después de muchas centurias en el Gran Silencio, da este paso hacia acá para ejercer el proceso consciente de espíritu y manifestación, ofreciéndote el cáliz de fuego liquido espiritual, derramándolo en los corazones de la humanidad para provocar en ella un deseo mayor de luz proveniente de la Gran Fuente de Luz “YO SOY” Dios en Acción en todas partes.
La entrada de esta Gran Presencia a la actividad humana se regará como un hilo de luz a través de todas las América: y expandiendo su Luminosa Presencia como un manto de nieve dorada que va cayendo suavemente será absorbida por las mentes humanas, la mayoría de las cuales no se darán cuenta, aunque algunas sentirán esa Presencia penetrante interior.
Si aquellos que están bajo esta radiación continúan en un bello y armonioso progreso, será posible traerles a la atención ciertas actividades de fluido nervioso que apresurará sus maestrías sobre la forma exterior, lo que quiere decir, maestría sobro todas las condiciones que aparentan aprisionarlos.

Debes estar alerta, lo mismo tus discípulos, para invertir todas las condiciones negativas que aparezcan a los sentidos. Para darte un ejemplo: si sientes frió invierte la conciencia y asegurate que eso no es cierto y que lo normal es buena temperatura. Si sientes calor inviértelo con la conciencia del frescor normal. Si esta exuberante de alegría por causa de una buena noticia, hay que decir: “Paz aquiétate”. No conviene obligar la balanza alterando la Ley del Ritmo. Decreta la calma, el reposo, y seguridad. El ideal en todas las comunicaciones de los sentidos es el moverse en la vía del medio, el equilibrio, conservando la tranquila maestría del “YO SOY”. Esto permitirá el establecimiento de una corriente fluida, continua de energía e ideas creativas viniendo del corazón del Gran Sol Central, de donde viene este Gran Ser, el Dios Himalaya. Esto también te capacitará para recibir y usar inmediatamente más de la radiante energía que El emana. La razón por la cual te he atraído la atención sobre El es para que puedas recibir en forma ilimitada esa energía. Además de la que extraes por tus esfuerzos conscientes.
Los estudiantes deben comprender que los Maestros no vienen a ellos por iniciativa individual de ellos, sino que son los Maestros los que han escogido a los estudiantes para que reciban Su Radiación. Es un privilegio que no se puede calificar en palabras. Sólo se puede sentir o ver. Además la misión del Maestro no es la de asumir vuestra responsabilidades ni resolver vuestro problemas, sino la de comunicar la comprensión inteligente que los discípulos puedan aplicar a en sus vidas, y así resolver sus propios problemas. Así adquieren la fuerza el valor, la confianza para continuar paso a paso en la maestría consciente que domina el ser y el mundo exterior.


 

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